Al colaborar con estos profesionales, se puede asegurar de que el demandado reciba el apoyo y la orientación necesarios para abordar los aspectos psicológicos del litigio.
En resumen, es importante contribuir a que la persona desarrolle la confianza en sí misma, en el proceso judicial y en el profesional que lo atiende.
Esto es especialmente importante si se están experimentando sentimientos de culpa, vergüenza o inseguridad.
En segundo lugar, los psicólogos, coaches y terapeutas, así como los abogados que intervengan con la persona, deben ayudar a la comprensión de cómo funciona el sistema judicial y cómo pueden afectar sus acciones a su caso.
Esto puede contribuir a reducir la ansiedad y la incertidumbre, lo que a su vez puede mejorar la confianza en el proceso judicial.
En tercer lugar, es importante que la persona confíe en su psicólogo.
El profesional debe ser capaz de establecer una relación de confianza y empatía, lo que permitirá que la persona se sienta cómoda para hablar sobre sus sentimientos, pensamientos y preocupaciones en relación al proceso judicial.
Esto puede ayudar a aliviar la carga emocional y psicológica que se esté experimentando.
Por último, el psicólogo debe trabajar en colaboración con otros profesionales que intervienen en el proceso judicial, como abogados, forenses, peritos, coaches, terapeutas.
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